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Alimentación: Germinados

Adjunto un artículo muy completo publicado en internet, de la importancia de los germinados en la alimentación y reproducción en el mundo de la avicultura.

Aparte de ser un producto que podemos preparar facilmente en casa (siempre siguiendo unas pautas higienicas, para que no se produzca una fermentación y germinación de hongos) podreis comprobar usandolos, que tanto el plumaje y la vitalidad de los ejemplares que lo consumen, es notable en pocos dias.


GERMINADOS
Autor: D. Carlos A. Cuenca Cáceres

http://aviarioangelcabrera.com/articulos/germinados2.htm



Saludos a todos, especialmente a aquellos que participáis del interés sobre los germinados.

El siguiente artículo, lo he redactado basándome en cuanto he leído y aprendido sobre los germinados, así como en mis propias experiencias.


Este es un tema que desde siempre ha suscitado mi interés, como cualquier otro que se relaciones con la alimentación de las aves.


Antes he de aclarar que existen muchos tópicos con respecto a esto de la avicultura. Estos tópicos suelen comenzar con conclusiones (ciertas o erróneas) de los avicultores más experimentados, premiados, o simplemente de reconocido prestigio, pero que en realidad se arrutinan en un sistema de cría, que dicen les va bien, y por tanto, se quedan obsoletos en conocimientos por falta de investigación, humildad y aprendizaje. Los demás, solemos seguirles sin ningún sentido crítico. Como consecuencia de todo esto, un sr. criador un día da germinados en mal estado y los pollos se le mueren, a partir de ahí, resulta que los germinados matan a los pollos y se crea una opinión basada en conclusiones incorrectas. Acaso si comemos un huevo puesto al sol y nos pillamos una salmonelosis, ¿dejamos de comer huevo?


Sigamos con el asunto.


Una semilla no es otra cosa que el embrión de una especie de planta, es como decir una planta en miniatura y contiene por tanto toda su información genética, pero además también contiene la energía almacenada suficiente para su desarrollo en sus primeros estadios, es decir, la energía para desarrollar las primeras raíces que permitan a la planta empezar a absorber nutrientes de la tierra. Por lo tanto, en su primera fase, llamada germinación (nacimiento de una nueva planta) la semilla es autosuficiente y no absorbe ningún nutriente de la tierra.


Es importante y mucho, señalar por tanto, que una semilla contiene vida, y que además, está "viva". Pero hasta que no se dan las circunstancias adecuadas para garantizar la germinación, digamos que la semilla permanece "latente" esperando esas circunstancias favorables. Por eso precisamente, por que las semillas son organismos vivos, es tan importante que su almacenamiento las permita respirar.


Por tanto, ¿Qué requisitos son necesarios para que una semilla decida "despertar" y comience la germinación?


Pues, en primer lugar que la semilla este realmente viva, pues hay que añadir que el estado latente, no es eterno. Si una semilla no encuentra las condiciones adecuadas para germinar y pasa el tiempo almacenada, termina muriendo, y una vez muerta, ya no germinará aunque se den las condiciones adecuadas. Por eso, las semillas viejas, de mala calidad, no germinarán.

Y en segundo lugar, que se den precisamente esas condiciones adecuadas, cuales son temperatura y humedad.


Por eso, por encima de los 20ª, cuando humedecemos las semillas, estas comienzan la germinación, y no necesitan como explique anteriormente estar en tierra.


Ojo a este hecho, porque las semillas que solemos comprar habitualmente (marcas muy conocidas), suelen ser semillas viejas y muertas, por tanto sus cualidades nutricionales están muy mermadas, carentes de vitaminas y aminoácidos, y son poco digestivas.


Para saber la calidad de nuestras semillas, se hace la llamada prueba de germinación, que en función del tiempo que tarden en germinar y de las que realmente germinan, nos indicara la verdadera calidad de las semillas.


¿Pero, qué es lo que ocurre exactamente con la semilla al germinar? ¿Por qué son tan interesantes para las aves?


Pues bien, las semillas almacenan en el menor espacio posible la mayor cantidad de energía posible. ¿Cómo? Pues comprimiendo esa energía en forma de hidratos de carbono y lípidos. Pero… con la germinación es necesario desdoblar esos compuestos en otros más simples y mejor utilizables por el embrión de la planta. Por lo tanto, no absorbe nada de la tierra, sino que se trasforma en compuestos simples más digestivos y nutritivos, dando lugar a proteínas y glucosa (azúcares), con una producción ingente de vitaminas en el proceso sobre todo A, B (del grupo B2 y B6) y E. Así mismo, en estas reacciones bioquímicas se producen bacilos, enzimas y probióticos naturales, que benefician la digestibilidad y sistema inmunológico de las aves.


Es decir, que una semilla que seca contiene un 13% de proteína, tras la germinación, se transforma y adquiere una composición con un porcentaje, en algunos casos superior al doble de proteínas. Pero aún hay más, y es que estas proteínas son mucho más asimilables que las de una semilla seca, pues las complejas cadenas de proteínas se desdoblan en aminoácidos esenciales (entre otros, la lisina). Así mismo, son ricos en calcio, potasio, magnesio, hierro, selenio y zinc.


En realidad, no hay más que estudiar que la alimentación que nosotros damos a las aves, poco tiene que ver con la que ellos disfrutan en la naturaleza. Preguntaos, ¿que comen mis aves en estado natural? Pues en cada época comen de manera distinta, al igual que nosotros. Por ejemplo ¿a quien le apetece en verano una fabada?


Las aves sólo comen semillas maduras en época seca, que es cuando no encuentran otra cosa (con nosotros es lo único que comen), y frutos ricos en agua y vitaminas. En primavera (reproducción), tras la época de lluvias, su alimentación se basa precisamente en semillas germinadas y brotes, y posteriormente, de semillas verdes e inmaduras
.

Ahora bien, no les falta razón a ciertos aficionados, cuando repiten esa frase tan famosa como incorrecta "con los germinados, los pollos se mueren".


Pues bien, volvemos a lo del huevo. Es rigurosamente cierto que las semillas germinadas (sobre todo, mal preparadas) como cualquier otro alimento húmedo, es proclive a ser atacado por hongos y bacterias patógenas. Sobre todo es así, si lo que en realidad servimos a nuestras aves son semillas que no están vivas, sino muertas, o que por una mala preparación, han muerto en la misma germinación. Estas semillas muertas, y además húmedas, se descomponen enseguida y se putrefactan, (se detectan enseguida, porque huelen muy mal, a rancio), en tal caso, son colonizadas de inmediato por bacterias y hongos, y son garantía total de catástrofe.


Cosa que ocurre exactamente igual con los demás alimentos húmedos (pastas, cuscús, verduras, frutas, etc.)


Por tanto, el uso de germinados requiere un dominio riguroso de la técnica (fácil), el uso de semillas frescas y de alta calidad y por supuesto, servirlas y retirarlas en poco tiempo (aunque esto último no suele ser necesario porque acaban con ellas sobre la marcha).



PREPARACION DE GERMINADOS:


A continuación expondré el método que utilizo para servir germinados a mis aves, aun que existirán diversas opiniones.


Creo que el primer requisito es la mezcla adecuada de semillas, en función de las especies a que vaya destinada. En mi caso, empleo un 50% de la mixtura que preparo para servir seca, a la que añado un 15% de avena entera (con cáscara), un 20% de trigo, un 7% de negrillo y un 8% de arroz paddy.


El segundo requisito es seleccionar semillas muy frescas y de máxima calidad. Esta se comprueba precisamente con la germinación, las semillas frescas germinan enseguida y todas, las viejas tardan más en germinar y solo germinan algunas (las que aun están vivas).


Una vez claro esto, el método tiene diferentes formas de hacerse:


En teoría, lo más recomendable es lavar a fondo las semillas en un recipiente y eliminar con un colador las que floten. Lavar hasta que el agua sea clara y transparente.


El segundo paso, y aquí viene la diferencia, lo más recomendable es mantener estas semillas entre paños (abajo y arriba) para mantener una humedad constante sin que las semillas lleguen a mojarse realmente. Según parece, las semillas sumergidas en agua, van perdiendo vitaminas. Este método exige estar pulverizando agua constantemente sobre los paños, por lo que yo no lo realizo así.


Mi método consiste en sumergir las semillas durante una noche 8 horas) y al día siguiente, tras lavarlas de nuevo las coloco en un colador y las escurro, las dejo en dicho colador que coloco sobre una vasija con agua en el fondo, de manera que las semillas no toquen el agua, pero ésta al evaporarse, las mantiene húmedas.


Así colocadas, las dejo hasta que nacen los primeros brotes (1 día aprox.) momento en que comienzo a servir a mis aves. El resto, las dejo de esta manera pero dentro del frigorífico, (en la parte menos fría), los brotes seguirán creciendo pero más lentamente (la semilla sigue viva). Así pueden durar hasta unos 5 días, pues si la semilla se desarrolla del todo, pierde sus cualidades.



¿CUANDO SERVIR GERMINADOS?


Mi opinión es adaptar la alimentación de nuestras aves a sus ciclos biológicos, y suministrar germinados en las mismas estaciones en que las encuentran en la naturaleza, ya sean germinados propiamente dicho como semillas verdes (similares en cuanto a composición).


De esta manera, comienzo a servir germinados a principios de primavera, uno o dos días a la semana. Al avanzar la estación y acercarse la reproducción, los sirvo a diario en cantidad suficiente como para que no sobren. Una vez finalizada la reproducción (finales de verano) vuelvo a los dos días por semana.


Desde mediados de otoño y durante el invierno, elimino los germinados de su dieta, suministrando semillas secas más ricas en hidratos de carbono y grasas, de digestión más lenta y energética, para combatir el frío y las largas noches sin ingesta.



OBSERVACIONES:


Algunos aficionados, por temor a los hongos y bacterias, sirven los germinados previamente hervidos. Craso error pues al hervirlos, eliminamos gran parte de las vitaminas, encimas y probióticos. Además, al hervir matamos las semillas, con lo que la putrefacción de las semillas se acelera y tenemos riesgos aun mayores de infestación.


Otros aficionados lavan los germinados con una solución de 1 gota de yodo en 1 litro de agua. Efectivamente esta medida podría estar indicada, pues el yodo es un excelente desinfectante, además de ser un elemento indispensable para nuestras aves. Pero su uso sistemático podría causar intoxicaciones al acumularse en su organismo. Además, no estaría su uso más indicado en germinados que por ejemplo en pastas de cría al huevo.




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